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Charlas Técnicas

Futuro de la Ingeniería: Sistemas Fotovoltaicos Como Responsabilidad Integral

Futuro de la Ingeniería: Sistemas Fotovoltaicos Como Responsabilidad Integral

Dec. 4, 2025, 4 p.m.

La presentación sobre "Oportunidades y Riesgos en Sistemas Fotovoltaicos" impartida por el M. en A. Ing. Juan Martínez Martínez durante la reunión mensual del martes 2 de diciembre abordó un tema que define precisamente la realidad contemporánea de la ingeniería civil en Quintana Roo: la energía solar no es especialización marginal, sino realidad constructiva que afecta decisiones de todo profesional—desde diseñadores arquitectónicos hasta supervisores estructurales, desde ingenieros en instalaciones hasta especialistas en gobernanza urbana.

Comunidad en Movimiento: Cuando la Realidad Supera la Normativa

El diagnóstico inicial fue brutal en su claridad: "La energía eléctrica es un costo fijo creciente que impacta directamente los presupuestos y la operación". Viviendas modernas consumen incomparablemente más que hace una década—aire acondicionado, equipos eléctricos, automatización, carga de vehículos eléctricos—pero gran parte de la infraestructura residencial fue diseñada con cargas mínimas históricas.

El resultado: centros de carga saturados sin espacio para nuevas protecciones, conductores y canalizaciones operando al límite, transformadores dimensionados solo para carga exenta de pago, viviendas con carga contratada muy por debajo de su carga real. El FV se monta sobre infraestructura que no ha evolucionado al ritmo del consumo.

Esta desconexión fundamental genera cascada de riesgos que no son académicos. Son operacionales, económicos, y de seguridad.

Con datos de 81,965 MW de capacidad instalada en Quintana Roo y 9,852 contratos de interconexión a 2025, la presentación transformó lo que podría parecer tema técnico especializado en reflexión sobre responsabilidad profesional compartida, vacíos normativos críticos, y la diferencia entre cumplimiento administrativo y seguridad genuina.

Innovación Técnica: Perfiles de Usuarios y Complejidad Escalada

La presentación desagregó tres perfiles claramente diferenciados:

Residencial (Tarifa 1 y DAC): Pagos típicos $2,000–$10,000, ahorro hasta 98%, ROI 3–5 años. Aparentemente simple. Pero ahí reside complejidad oculta: infraestructura antigua, conocimiento técnico mínimo de propietarios, ausencia de supervisión obligatoria en baja tensión.

Comercial (negocios pequeños y medianos): Pagos $5,000–$50,000, ahorro hasta 98%, ROI 2–3 años. Complejidad media pero con mayor consecuencia: si falla, afecta operación comercial, genera responsabilidades contractuales, impacta viabilidad económica del negocio.

Industrial (ligera, media, pesada): Pagos $50,000–$500,000, ahorro hasta 95%, ROI 3.5 años. Aquí es donde especialización se vuelve imperativa: sistemas de almacenamiento (BESS), autoconsumo regulado (0.7 MW – 20 MW), integración con infraestructura energética regional.

Para usuarios que superan $1,000,000 mensuales, la integración de FV + BESS agrega 20 a 30% de ahorro adicional por arbitraje tarifario. No es optimización marginal. Es estrategia empresarial central.

Desarrollo Profesional: Cuando la Normativa No Alcanza

Aquí emergió la realidad que debería alarmar a cada ingeniero civil: la instalación eléctrica está normada; el diseño fotovoltaico no.

NOM-001-SEDE-2012 (Artículo 690) establece piso técnico mínimo para requisitos eléctricos básicos. Pero no aborda diseño fotovoltaico, diseño estructural, ni criterios de operación y mantenimiento. Los estándares EC0586.01 y EC1181 sirven como guía técnica, pero no existen NTC aplicables a SFV en México. El NEC (Código Eléctrico estadounidense) funciona como referencia de facto.

La conclusión es lapidaria: "La seguridad no depende solo de la norma, sino de la competencia profesional".

Cuando existe vacío normativo, la responsabilidad se desplaza enteramente hacia profesionales individuales. No pueden escudarse en "cumplimiento normativo". Deben ejercer expertise genuino, asumir responsabilidad técnica, documentar decisiones.

Construyendo Excelencia: Riesgos Detectados y Consecuencias Reales

La presentación exhibió fotografías crudas de instalaciones fallidas: paneles colocados sin consideración estructural, conexiones improvisadas, centros de carga saturados, incendios en techumbre donde se instalaron sistemas fotovoltaicos.

Los errores más frecuentes: dimensionamiento erróneo de circuitos, incompatibilidad eléctrica, falta de protecciones adecuadas o puesta a tierra, uso de materiales no certificados, ausencia de planos, memorias de cálculo, pruebas preoperativas, malas prácticas en instalación, ausencia de responsable técnico en baja tensión.

Una instalación FV mal diseñada o ejecutada genera: pérdida o daño prematuro de equipo, daños a instalación eléctrica del inmueble, riesgos para terceros, incendios, fallas bajo condiciones climáticas extremas, interrupciones del servicio, costos adicionales, problemas legales en caso de siniestros.

Cuando un panel se incendia, no es "falla del fabricante". Es responsabilidad de quien supervisó la instalación.

Perspectiva Regional: Quintana Roo en Transición Solar

81,965 MW de capacidad total instalada en Quintana Roo. Casi todas las instalaciones—94% del acumulado de contratos—están en rango residencial (0–5 kW) o comercial pequeño (5–10 kW). Esto significa: heterogeneidad masiva de instaladores, variabilidad enorme en calidad técnica, supervisión prácticamente ausente en baja tensión.

Un resultado directo: la falta de verificación en BT permite que cualquiera instale, sin vigilancia real. No es exageración. Es realidad documentada. Desarrolladores que contratan "instaladores" sin credenciales, propietarios que ejecutan auto-instalaciones guiados por videos YouTube, ausencia de inspecciones post-instalación que verifiquen protecciones, cálculos, puesta a tierra.

En contexto climático caribeño donde huracanes y cargas de viento son realidades periódicas, esa falta de rigor técnico amplifica riesgo estructural: sistemas fotovoltaicos no diseñados para resistir vientos extremos, anclajes inadecuados, estructuras de soporte que ceden bajo tensión.

Futuro de la Ingeniería: Responsabilidad Como Práctica Preventiva

La conclusión de la presentación fue cristalina: "El profesional que firma un plano o un dictamen no solo valida un sistema, avala la seguridad de las personas que lo usan".

Buenas prácticas profesionales requieren: evaluar carga disponible en tableros y centros de carga (no asumir que "hay espacio"), utilizar materiales certificados UL y NOM (no equivalentes no certificados por precio), documentar planos, memorias, pruebas, evidencia fotográfica (no "confianza en el instalador"), planes de mantenimiento anual con verificaciones termográficas (no "esperar hasta que falle"), certificación de personal técnico en EC y DC3 (no improvisadores), respaldo de ingenieros especialistas (no decisiones solitarias).

La supervisión técnica debe entenderse como práctica preventiva, no como trámite administrativo posterior a la instalación.

Es fundamental mantener trazabilidad y evidencia técnica del trabajo realizado. Cuando incidentes ocurren—y ocurren—esa documentación es lo que diferencia entre responsabilidad claramente asignable versus disputa legaloide donde todos culpan a todos.

Reconocimiento a Expertise Aplicado

Al M. en A. Ing. Juan Martínez Martínez y a INGENERGIA por presentación que no fue promocional de productos, sino educación técnica genuina sobre realidades operacionales de sistemas fotovoltaicos: gracias por recordar que energía solar no es moda pasajera, sino infraestructura crítica que requiere profesionalismo aumentado.

A los colegas que participaron: la próxima vez que supervisen proyecto con integración fotovoltaica, recordarán esas imágenes de techos incendiados, centros de carga sobrecargados, conexiones improvistas. Recordarán que entre ellos y esa instalación fallida podría estar firma suya, responsabilidad suya, vulnerabilidad legal suya.

¡Que continúen estas presentaciones técnicas! Es a través de reflexión honesta sobre riesgos reales que gremio de ingenieros civiles de Quintana Roo—en contexto donde energía solar ya es realidad constructiva cotidiana—mantiene estándares de responsabilidad profesional genuina, no solo aparente cumplimiento normativo.

La seguridad de sistemas fotovoltaicos en Quintana Roo depende ahora de decisiones profesionales cotidianas que cada ingeniero civil toma—o elige no tomar.