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Las direcciones cambian de dirección

Las direcciones cambian de dirección

Nov. 12, 2025, 9 a.m.

Durante décadas, los carteros fueron los guardianes de la comunicación. Recorrieron calles polvorientas, tocaron puertas y unieron distancias con cada sobre entregado. En su andar cotidiano se tejía el pulso de una ciudad extendida, horizontal, hecha de barrios amplios y viviendas dispersas. Cancún, en sus primeros años, compartía esa esencia: un trazo urbano que respiraba espacio, con hogares que ponían en primer plano la convivencia y avenidas que aún estaban por definirse.

Con el paso del tiempo, el crecimiento acelerado de la población ha transformado la tendencia, y ahora, las ciudades crecen hacia arriba. La verticalidad se convirtió en la nueva forma de habitar, una respuesta lógica ante la densidad urbana y el aprovechamiento del suelo. Las torres residenciales surgieron no solo como símbolo de modernidad, sino como una estrategia de orden, convivencia y eficiencia.

Hoy, los carteros tienen un recorrido distinto. Ya no cruzan manzanas infinitas, sino que, en el caso más complicado, suben elevadores; entregan mensajes en espacios donde cientos de familias comparten un mismo edificio. Las cartas viajan menos en sobres y más en pantallas, pero el principio sigue siendo el mismo: conectar personas, historias y proyectos que dan vida a una ciudad.

En este contexto, la labor de la ingeniería civil y la planeación urbana es fundamental. Las nuevas ciudades no solo se construyen con concreto y acero, sino con visión, orden y compromiso con el entorno. Cada desarrollo representa una oportunidad para repensar cómo vivimos y cómo nos relacionamos dentro de los espacios que habitamos.

Ejemplos como Wolf Towers reflejan esta evolución. Su concepto integra diseño contemporáneo, eficiencia estructural y una visión que responde al estilo de vida actual: comunidades verticales donde se combinan el descanso, el trabajo y la convivencia, sin renunciar a la calidad ni a la armonía del entorno.

Así como el cartero simbolizó el vínculo entre personas, los nuevos desarrollos simbolizan el vínculo entre generaciones, dejando a nuestros carteros una labor distinta. Las ciudades cambian, las costumbres se transforman, pero el propósito sigue intacto: crear espacios que nos mantengan cerca, aun cuando el mundo crece hacia arriba.