Durante temporadas vacacionales, este reto se intensifica. Tan solo en el verano de 2025, la generación de basura en la ciudad se incrementó en más de un 16 %, llegando a superar las mil setecientas toneladas diarias. Una cifra que refleja cómo el turismo, motor económico de Cancún, también demanda una infraestructura sólida y adaptable para mantener la ciudad limpia y en equilibrio con el medio ambiente. Situaciones similares se repiten en Semana Santa y otras fechas de alta afluencia, cuando las playas más concurridas requieren esfuerzos adicionales para conservarse libres de residuos y en condiciones aptas para recibir a visitantes de todo el mundo.
La tarea no recae únicamente en los sistemas de recolección. Detrás de cada operativo existe un entramado de planeación urbana, logística de rutas, uso de tecnología y capacitación del personal, todos ellos elementos clave para que la gestión de residuos se ejecute con eficiencia. La creación de nuevas celdas de disposición final, equipadas con geomembranas impermeables y sistemas de control de lixiviados, es muestra de cómo la innovación tecnológica se convierte en aliada indispensable para que los residuos no se conviertan en fuentes de contaminación del suelo y los mantos acuíferos.
Cancún ha demostrado que, pese a la magnitud del desafío, la coordinación entre autoridades municipales, organismos operadores y la iniciativa privada es posible. Se trata de una corresponsabilidad que refleja la importancia de trabajar con visión metropolitana y de futuro, pues el impacto de una gestión deficiente trasciende fronteras y repercute en la Riviera Maya en su conjunto. El turismo, la inversión y el desarrollo social dependen en buena medida de una ciudad capaz de sostener un equilibrio entre crecimiento económico y protección ambiental.
Un aspecto cada vez más valorado por la ciudadanía es la incorporación de prácticas sostenibles en la gestión de residuos. La separación en origen, el reciclaje y la reducción en la generación de desechos son medidas que dependen directamente de la participación de los hogares y las empresas. La cultura ambiental, cuando se fortalece desde la educación y las campañas comunitarias, multiplica el alcance de los esfuerzos institucionales y garantiza que los beneficios se mantengan a largo plazo.
En este camino hacia una ciudad más limpia, también destaca la labor de empresas comprometidas con la modernización de los procesos de recolección y procesamiento de residuos. En Cancún, iniciativas como la ampliación de centros de acopio y la implementación de nuevas celdas de tratamiento han sido impulsadas con la colaboración de compañías especializadas. Un ejemplo positivo de ello es Red Ambiental, que ha contribuido de manera activa en la región, fortaleciendo la infraestructura disponible y apoyando los objetivos de sostenibilidad que tanto necesita la ciudad.
Mirar hacia adelante implica consolidar estas acciones y continuar generando sinergias entre el sector público, privado y la sociedad. Cancún tiene ante sí la oportunidad de convertirse en un referente de gestión responsable de residuos en destinos turísticos, demostrando que la prosperidad económica y la preservación ambiental no son caminos opuestos, sino complementarios. Cada esfuerzo cuenta: desde las decisiones individuales de reducir el consumo de plásticos hasta la inversión en infraestructura de alto nivel. El futuro de la ciudad depende de nuestra capacidad de mantenerla limpia, sostenible y digna del reconocimiento mundial que posee.