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columna

Herencia de oficio: cuando la ingeniería se transmite entre generaciones

Herencia de oficio: cuando la ingeniería se transmite entre generaciones

June 14, 2025, 9 a.m.

En el Día del Padre, más allá de las celebraciones familiares y los homenajes tradicionales, es también un buen momento para reflexionar sobre el papel que juegan los padres en la formación de futuros profesionales. En la ingeniería civil, una carrera que exige responsabilidad, precisión y pasión, muchos descubren su vocación no en los salones de clase, sino observando a sus padres trabajar.

Desde pequeños, algunos recuerdan ver a sus padres llegar con botas llenas de tierra, planos bajo el brazo y el rostro marcado por el sol. Otros aprendieron a usar una escuadra antes que una tablet, o escucharon historias sobre obras que parecían imposibles y que hoy son parte del paisaje cotidiano. Esa transmisión silenciosa de valores y saberes técnicos va más allá de la relación padre-hijo: es también una forma de construir comunidad y gremio.

La ingeniería civil es, en muchos casos, un legado familiar. Hay quienes siguen la trayectoria de padres y abuelos que fueron peritos, proyectistas o directores de obra. En esas familias, el lenguaje técnico es parte de la conversación diaria, y la responsabilidad profesional se enseña con el ejemplo: cumpliendo horarios, resolviendo problemas con creatividad y, sobre todo, ejerciendo con ética.

Sin embargo, también es importante reconocer otra cara de esta historia: la de quienes son los primeros ingenieros de su familia. En lugares como la Riviera Maya, donde el crecimiento urbano y turístico atrajo a profesionistas de todo el país, muchas familias comenzaron una nueva historia en la región. Padres que llegaron como obreros, técnicos o maestros de obra, hoy ven con orgullo cómo sus hijos e hijas se convierten en ingenieros civiles, abriendo camino como la primera generación de profesionistas.

Estos nuevos ingenieros, formados en universidades de la región o en otras entidades del país, llevan sobre sus hombros no solo planos y proyectos, sino también el sueño de sus familias. Representan una transformación profunda: la del conocimiento empírico que se combina con la formación académica, la de padres que construyeron con las manos y ahora ven a sus hijos construir con herramientas digitales, sin perder el respeto por el trabajo bien hecho.

En ese sentido, el Día del Padre también es una ocasión para honrar esas trayectorias compartidas. Para agradecer a quienes, con esfuerzo y constancia, allanaron el camino para que nuevas generaciones tuvieran acceso a la educación, a la certificación profesional y al ejercicio digno de la ingeniería.

La Riviera Maya, como zona de migración y crecimiento acelerado, se ha convertido en un lugar donde estas historias se entrelazan. No es raro encontrar en una misma obra al padre supervisando la logística y al hijo proyectando la estructura en Revit. Ambos, desde su experiencia y conocimiento, contribuyen a un objetivo común: construir una región más ordenada, segura y sostenible.

Esta convivencia de generaciones también enriquece al gremio. Los padres con experiencia en campo aportan la sabiduría que no está en los libros; los hijos, recién formados, traen consigo nuevas herramientas, normas actualizadas y tecnología. Esa combinación de saberes permite afrontar los retos de la región con una visión amplia y colaborativa.

Desde el Colegio de Ingenieros Civiles de Cancún, reconocemos la importancia de este vínculo generacional y celebramos el legado de quienes han puesto las bases para que la ingeniería civil continúe creciendo en la región. Sabemos que ser padre e ingeniero implica muchas veces sacrificar tiempos personales, pero también significa enseñar con el ejemplo y dejar huella no solo en lo construido, sino en quienes aprenden al observar.

Hoy, en este Día del Padre, rendimos homenaje a todos los padres que forman parte del gremio: a quienes han heredado el oficio, a quienes lo están descubriendo con sus hijos, y a quienes, desde su experiencia, siguen inspirando a nuevas generaciones a construir con pasión, responsabilidad y visión de futuro.

Porque en la ingeniería civil, como en la vida, lo que se construye con amor y firmeza, perdura.